lunes, 11 de julio de 2016













LOS FARALLONES DE CALI

LOS SERES EN LA NATURALEZA, LOS ANFIBIOS

            Loa Farallones de Cali, con su profundo verde de tonos variados y pintas blancas de las rocas, colonizadas por extensos tapetes de líquenes visibles en la gran distancia, borrados por el blanco de los bancos de niebla paseantes, es el sustrato y hogar una rica diversidad de vida, que constituye joyas escondidas de la naturaleza. Los anfibios como seres de estos ecosistemas y con su importancia de la presencia natural, hacen parte de una dinámica que permite el flujo eficiente de la energía para sostener la vida de todo el entorno. Las casi 90 especies  de anfibios incluidos las Ranas y Sapos, las salamandras y las Cecilias, con diferentes formas funcionales y estrategias diferentes de vida, bien adaptadas, en cada uno de los espacios de este rico sistema de hábitat montano; sostienen la vida de tan importante ecosistema.  Su condición de organismo ectodérmico en su fisiología, permite que su alimentación pase a una forma de acumulación y sin gasto de energía por su actividad tan restringida; eficiencia de acumulación de energía potencial que es aprovechada por la cadena trófica de esta comunidad natural en los Farallones de Cali.

            Estas formas tan variadas de vida, usan todo el volumen del espacio de los bosques; empezando por especies que habitan desde las alturas de los gigantones arboles con área foliar de cobertura, donde las Gastrotecas o Ranas Marsupiales, las hembras cargan sus huevos e incuban en sus dorsos hasta producir neonatos capaces de disfrutar de las condiciones de su entorno natural, proceso que no requiere de los cuerpos de agua de superficie en los pisos, pero sí de uno de los procesos más maravillosos en estos bosques nublados de las montañas y hondonadas de este sistema orográfico, los prodigiosos bancos de niebla que actúan en lo que se llama la precipitación horizontal. Al pasar el vapor de agua producto de la transpiración de las plantas y condensados por corrientes frías de aire, al tocar las frías hojas, ramas y tallos de los vegetales, precipitan impregnando de volúmenes importantes de agua. Es una forma de permitir la vida de estas especies, en la bóveda alta de los bosques, con humedad necesaria para sobrevivir y reproducirse.  Otro grupo muy diverso de especies  de “Ranas de la Lluvia”, van de hoja en hoja en las noches y las hembras han de colocar sus huevos en hojas de arbustos, sacando ventaja de la vida que prodiga esta humedad en estos bosques, machos y hembras cuidan sus huevos sobre hojas defendiendo la prole y ayudando a conservar la humedad para que estos se desarrollen y así perpetuar las poblaciones de su especie. Otras ranas y sapos recurren a los cuerpos de agua de la superficie del suelo: pozos, quebradas rápidas o lentas, pero que mantengan siempre agua, son el medio indispensable para que sus huevos se desarrollen y pasen por estados de renacuajos libres y en proceso de la metamorfosis se conviertan en seres idénticos a sus parentales. Diminutas formas de algunas especies,  pueden tener estrategia de vida diurna, en la que los pisos del bosque se llenan de cientos de estos seres y las hembras usan la humedad de del humus, capa superior de tierra y hojas en el suelo, para depositar sus huevos esperar que crezcan los embriones y pasen a renacuajos, momento en que los padres los recogen en sus dorsos, para llevarlos a las axilas inundadas de agua, de las hojas de Bromelias o Quiches, donde completan su formación desde renacuajos a formas de neonatos pequeños similares a sus padres.
            Dos grupos de estos anfibios, uno de ranas frágiles, delgadas, muy transparentes, llamadas Ranas de Cristal adoptan unos de los patrones de vida de alta perfección, las hembras vistan los machos cantores en las ramas y hojas encima de las quebradas, con la precisión de un maestro con plomada, la ubicación de las posturas de huevos debe hacerse exactamente encima del agua, donde se fertilizan los huevos, el macho queda por varios días cuidando los huevos hasta que se forman los renacuajos que luego caen deslizándose por gravedad al flujo torrentoso de esta aguas de montaña, su gran capacidad de adaptación hace que sean fuertes nadadores y logran entrar al limo o arenas para sostenerse y alimentarse en sus volúmenes con nutrientes que los desarrollan hasta ranas aptas para mantener sus poblaciones naturales. En un extremo de adaptación y solo favorecido por la humedad de estos bosques de niebla de los Farallones de Cali, el segundo grupo de anfibios está representado por las Salamandras Bolitoglosas, no tan diverso en especies,  pero las que habitan en estos bosques, carecen de pulmones y debido a la alta humedad del rocío por la brisa continua de los atardeceres y noches de estos hábitats con su precipitación vertical y horizontal, sus pieles están siempre húmedas, formando una entrefase húmeda que permite al oxigeno del aire difundir a los cuerpos y sistemas orgánicos de estos maravillosos seres y permitir así vivir en esta forma adaptada. Así las Salamandras tienen vidas muy restringidas a espacios y momentos con provisión de  agua, sus juegos de idilio en la reproducción son más maravillosos, donde las hembras persiguen a los machos surgiéndoles depositen un paquete microscópico de espermatozoides en un mucilago alargado, sobre las hojas de plantas, que ellas recogerán con su cloaca y así fertilizan sus huevos internamente.
El prodigio de la vida en estos seres está presente siempre un requerimiento de agua, necesario para sus estrategias de vida y así poder sobrevivir en sus poblaciones. Solo la presencia de la estructura boscosa, las epifitas, los bejucos, los suelos cargados de un humus permanente y presencia de agua, unido a la estabilización de la cadena trófica de esta comunidad natural, garantiza que estos organismos anfibios en su impresionante diversidad de especies, ayude a mantener un lugar natural con condiciones de ecosistema saludable y ofertada disposición de suministro servicios a la población humana asentada en su lado Oriental del PNN Farallones de Cali y a selvas siempre verdes en la vertiente Occidental hacia el Litoral del Pacifico.

Muchas amenazas están presente en mantener conservada esta naturaleza de vida, en este poco conocido ecosistema y poco valorado objeto de conservación, que es el PNN Farallones de Cali. La pérdida de la cobertura vegetal, los efectos de cambios globales del clima, el agotamiento de sus fuentes de agua, la pérdida en la formación de bancos de niebla, el impacto directo por invasión del hombre que de manera egoísta, irracional o ignorante, pone en peligro la riqueza de vida y el propio suministro de servicio ecosistémico de este refugio natural.

 Los anfibios son seres muy sensibles a cualquier alteración de sus hábitats, como se comentó, dependen muy directamente del agua o al menos de niveles de humedad críticos. Actualmente ya hay desaparición de especies de sus espacios naturales en esta zona de reserva y hay un proceso en camino de pérdida masiva hacia el futuro, si las condiciones de conservación de estos bosques no permiten su recuperación o estabilidad actual. Tanto el día como la noche de estos bosques, han ido perdiendo el canto de las ranas y sapos. Cantos o llamados que están más dirigidos a la búsqueda de parejas para reproducirse y mantener sus poblaciones. Mala señal, si el silencio de estos bosques en sus noches o en el día se comienza a sentir, la comunicación entre machos y hembras se habrá perdido, así sus proles no llegaran a reemplazar a los de hoy y en el mañana los bosques habrán perdido su condición de ecosistema con productividad, un sistema roto y sin armonía, podrá volver gris nuestra existencia. Los anfibios en medio de la diversidad de Vida de estos bosques extensos de acantilados y cumbres de los Farallones de Cali, representan la existencia de las próximas generaciones desde nosotros.

                                                                       FERNANDO CASTRO HERRERA
http://www.researchgate.net/fernando_castro





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